Dos lecturas en marcha...

 

 
        Jaroslav Seifert                                                  Isak Dinesen (Fotos desde el internet)

Por: Carlos Luis Torres Gutiérrez.

Hoy tengo dos lecturas en marcha, avanzo estos dos libros que me tienen agarrado de sus páginas. Uno, de la baronesa danesa Karen Blixen (1885-1962) quién firmó con un seudónimo masculino Isak Dinesen. Ella vivió cerca de 15 años en Kenia (África), allá su ex-marido, de Dinamarca, la contagió con sífilis, causa de su muerte?, tema difícil e incierto. Hace años se filmó una película titulada "Memorias de áfrica" que está basada en el libro suyo del mismo título, publicado en 1937 y que da cuenta de su difícil vida conyugal. Hoy la historia Karen Blixen me llama la atención, murió casi de inanición y deprimida después de una gira, su primer viaje a EU en 1959; esa vez deseó visitar a muchos, a Ernest Hemingway, a John Steinbeck quién le preparó una reunión, muy sonada. Ella, Blixen, expresó su deseo de conocer a Marilyn Monroe, por tanto la escritora Carson McCullers organizó una reunión con Monroe y su marido el escritor, Arthur Miller, quien por ese entonces estaba casado con la rubia que escribía poemas de anuncios suicidas. Esta reunión y la conversación sostenida, me ha perseguido en los últimos años (1), se realizó en New York en la residencia de la McCullers.

 La lectura de "los cuentos góticos" que es en la que avanzo, me subyuga pues nunca he podido saber claramente qué es la literatura gótica. Dice, Google que: “La novela gótica o de terror surgió en pleno Romanticismo. Con el auge de los temas nocturnos y de naturaleza, los personajes principales se ven rodeados de un ambiente lúgubre, paisajes tenebrosos y oscuros, arquitecturas medievales y castillos en ruinas.”

Nada de esto anterior he encontrado en la lectura de tres cuentos de Blixen que había empezado en varias oportunidades. Pero esta vez, tengo el propósito de encontrar, por cuenta propia, qué es eso de lo gótico:

1) Ahora al leer “Las carreteras de Pisa” encuentro muchas historias, todas están en el mismo nivel de importancia en la narración, pero son cajas chinas, uno le cuenta al otro que escuchó en tierras lejanas la historia que se deriva a otro lugar. En esta historia una anciana choca en su coche y muy herida es atendida por el transeúnte protagonista, un joven Duque que huye de su esposa, acompaña a la anciana y ella le encarga buscar a su nieta en Pisa. En el camino oye dos historias que tienen que ver con venganza y asesinato, y el personaje que las cuenta es retado a duelo al amanecer. Uno de los testigos es una joven disfrazada de hombre, y esta, antes del disparo cuenta un secreto que hace que el príncipe, uno de los duelistas, desista, pero ese secreto tiene que ver con las dos historias narradas anteriormente, pero el motivo no está en el texto, es decir, no encuentro la razón para que uno de ellos desista del duelo. Lo leo y no está. Es decir Karen, lo omite, se burla del lector, no está la razón, no es evidente, está escondido, está muy connotado o simplemente no está. Otra forma de ser sombrío es “no estar”.

2) el segundo relato, es la historia de un hombre que desde su vejez cuenta sus aventuras amorosas. El encuentro con una joven prostituta y luego, el paso de los años hace, suponer que puede ser ella esta otra; todo hace que uno piense en eso del secreto, el ocultamiento, la mentira, la inexistencia, la duda. Este cuento es mucho mejor que el anterior y posee en algunas frases un abordaje a la estructuración psíquica del personaje narrador pero que es, en algunas oportunidades, incomprensible. También posee en un segmento del mismo una connotación poética magnífica: “La historia nos cuenta que el Yin pidió por la construcción de un palacio para cuatrocientas esclavas blancas solo, una lámpara vieja de cobre; y que la hechicera de la selva que hizo desaparecer tres ciudades y creó para el hijo del leñador un ejército de soldados a caballo, no pedía a cambio sino el corazón de una liebre.” Estoy aquí ante elementos inverosímiles, nada lógicos, sí bellos, poéticos, incomprensibles desde el concepto narratológico. ¿Es este el otro elemento?, ¿la oscuridad y lo inverosímil? ¿el hermetismo de lo poético?

Avanzo con el segundo libro, uno espectacular, “Toda la belleza del mundo” de Jaroslav Seifert (Praga 1901) y Premio Nobel en 1984. Un poeta con un libro en prosa muy importante este, es sobre su ciudad, la cual le permite un recuento de su vida. El texto inmediatamente me recordó ese otro “La arboleda perdida” de Rafael Alberti, que recoge de manera absolutamente poética media vida suya hasta su huida a Buenos Aires. Pero también “Confieso que he vivido” de Pablo Neruda que a propósito en él cuenta, cómo él cambia su nombre de Neftalí Reyes por el de Pablo Neruda, porque le sonó bien el nombre de un poeta checo, ahora lo sé, amigo de Jaroslav.

Este libro de Jaroslav tiene un tono sencillo, sincero, enternecedor, “remontativo” (sic) de las cosas bellas desde la infancia y adolescencia. Un recorrido en el frío, en la dictadura, la prohibición que hace apreciar las pequeñas cosas de la vida que pasan sin darnos cuenta. Una obra de verdadera prosa poética que deja con las manos limpias.

Y mi yo lector, avanza por las calles de Praga, conversa con los amigos de éste, no recuerda sus nombres impronunciables, ni las comidas abundantes con fórmulas locales, o los nombres de las calles pero las sonrisas, los abrazos, los versos, las anécdotas, son para mi tan cotidianos… viajo hombro a hombro con Jaroslav, quién crece.

(1) Aquella cena en casa de Carson McCullers fue memorable e irrepetible. Dos años y medio después murió Marilyn, en agosto de 1962; Karen Blixen falleció al mes siguiente; La última de este trío peculiar en desaparecer fue Carson McCullers, falleció en 1967.

(C. torres, octubre 9 de 2023)




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